miércoles, enero 04, 2012

Esa piedra en el zapato llamada Historia: Carta a Harald Beyer



Esa piedra en el zapato llamada Historia


Santiago, 4 de enero de 2012

Ministro Harald Ricardo Beyer Burgos:

¿Cómo está? ¡Oiga, estoy molesto! Perdone la sinceridad. Resulta que es la segunda vez en esta “administración temporal del Estado”, que intentan mermar mi disciplina. Entonces uno ya se pregunta si es omisión, desdén de ingeniero o promesa de gobierno en esas reuniones que tuvieron con la oficialidad armada, antes de las elecciones.

Justo cuando había logrado captar que el ministro Bulnes es nieto de los presidentes Francisco Antonio Pinto del período conocido por unos como “La Anarquía” y por otros como “de los ensayos constitucionales”; de Manuel Bulnes el militar de “La República Conservadora” que persiguió a Los Pincheira y asesinó en territorio mapuche –mi zona- y de Juan Luis Sanfuentes el que fue balmacedista y luego antibalmacedista (pocos saben que gobernó entre 1915 y 1920 y muchos menos dónde tiene calle), me lo cambian. ¡Así no se puede! Mientras yo le buscaba por el lado Serrano el nexo con Ramón Freire Serrano, recordé que su padre fue colaborador de la Dictadura y que le decían “El marqués”. Más encima había notado que don Felipe es descendiente también, del historiador Gonzalo Bulnes, uno de los que más ha escrito sobre la Guerra del Pacífico (o “del Salitre” como me dijo un alemán el otro día) y que es dos veces Bulnes y dos veces Barros como precisan los entendidos en genealogía. Por cierto, pariente de don Diego Barros Arana, antecesor de ustedes dos en el cargo. “La Historia nos enseña que Bulnes era un meritócrata”, diría el presidente.

Al margen de eso, quería contarle que en mi tesis de pregrado, que es sobre unos funcionarios de origen hispano que vivían entre los mapuches, noté que se formó una especie de dinastía mapuche Burgos. ¡Sí! Fueron mapuchizados y no considerados como winkas, ministro. Porque los pueblos vivos, incorporan sujetos, no solo se extinguen tras el mestizaje, como cree el angolino profesor –un tanto obsoleto- Villalobos. Entonces quería aprovechar de preguntarle si su familia Burgos es de La Araucanía, ministro. Para ver si somos coterráneos. Porque fíjese que hasta el Santo Mapuche Ceferino Namuncurá es de segundo apellido Burgos, no sé si sabrán eso en el Vaticano, pero la gente de Truf-Truf lo tiene clarito.

Mi pregunta concreta es si a usted realmente le importa la Historia y está dispuesto a recordar a su gobierno que no solo de griegos y romanos se trata la cosa. Como se desprende de las habituales citas que hace el presidente recordando a Churchill o cuando firma libros de visita en Alemania. Se lo digo porque los estudiantes hemos estado demandando cosas y la imagen que queda es que ustedes se esfuerzan por hacer lo contrario, como desoyendo justamente la Historia.

Mi segunda pregunta es: ¿quién es usted, ministro? ¿Qué han sido los suyos? Alcanzo a enterarme de que estudió en un Colegio Alemán de Osorno, luego en la Universidad de Chile y posteriormente en California. Pero de sus padres y abuelos… ¿qué novedades hay? ¿Cómo llegaron por estos lados? De pronto sirve saberlo para comprender las posiciones de las personas frente al Mundo y su uso de los conceptos. Porque está claro que si viene su gente de una Europa en guerra, no querrán ellos llamarle “Gobierno del Führer” al Holocausto o “limpieza” a una razzia. ¿Cierto? Ya vemos las controversias entre Chahín, Tuma, Agosín y Waissbluth o entre su colega Hinzpeter y el fiscal Chahuan -con raigambre histórica en Oriente Medio- que tampoco queda muy clara con lo poco y las “generalidades” que se enseñan en el colegio.

Mire ministro, entre nosotros, mi impresión es que en Chile sólo parecen tener antepasados los mapuches, los colonos y los aristócratas. El grueso llega con suerte a los abuelos cuando intenta remontarse a su pasado. Quedó en evidencia en el Bicentenario, donde muy pocos de los 17 millones sabían qué hacían exactamente en 1810 los de su ascendiente. Por eso el país va a la deriva: porque no mira sus raíces y si las mira no las encuentra, se desdibujan entre tanto eufemismo. ¿Qué es eso de llamarle “gobierno” a una dictadura genocida condenada a nivel mundial? Le propongo genealogía para todos, gratis por supuesto. Si quiere cambiar cosas en serio. Porque para esto está en el cargo, ¿no? A todo esto… ¿expertos en qué eran los de la comisión que usted mencionó?

Que tenga buen día, señor Beyer. Le saluda atentamente:

Fernando Ulloa Valenzuela

La gente acostumbra poner sus cartones acá, así que detallo: Exalumno (ahora se escribe junto) del Liceo Camilo Henríquez de Temuco, que usted felicitó por TV; Puntaje Regional en la ahora extinta PAA específica de Ciencias Sociales (que significó que me regalaran un librito de Historia Mapuche que conservo y sería todo); Licenciado en Historia con crédito y deuda; Diplomado en Documentación Chilena Colonial con 50% de descuento y pagado con lo que me ahorré del Magíster por esas becas de excelencia académica; Tesista Fondecyt en un proyecto del historiador Leonardo León y el Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar y Egresado del Magíster en Historia de la Universidad de Chile, eso que llaman “tesista”.

P.S.: Fíjese que revisando mis papeles –esa mala costumbre de historiadores- encontré mi cuaderno de Música de 1996 –esa asignatura que ahora también quieren mermar- y el profesor me estaba enseñando el Himno Nacional con la estrofa de los “valientes soldados”. Estaba yo en 6to., básico, igual que los niños a los que se les enseñaría “gobierno militar” en vez de DICTADURA con las gestiones que usted encabeza. En ese entonces no noté la “sutileza” del profesor. Por eso es importante hablar claro, ministro. Y dejar esas actitudes timoratas y acomodaticias. Apelo a su conciencia, histórica también.