martes, julio 21, 2015

No luche, no luche. ¿Hasta cuándo?




¿Hasta cuándo?

Vi a varios de mi entorno pedir que les explicaran qué quieren los profes. Unos reclamaban porque no tienen con quien dejar a sus hijos cuando se suspenden las clases. Otros no tenían el “problema” porque han elegido pagar por Educación. Mis papás pagaron; yo pago. Pagamos todos y de una u otra forma nos cargan el costo de tener que contratar profesionales: con impuestos, con pago directo, con subvención, vamos pagando pero no alcanza para que esos profesionales vivan bien. Gastamos más en armas, en publicidad, en viáticos, en parlamentarios.

No es gratis estudiar, pero es un derecho, se supone. En un Mundo donde nos hemos puesto de acuerdo para cosas mínimas como: no matar, no robar y no discriminar. Cuando se dice que algo “es un derecho”, entonces no debe depender eso de cuánta plata tengamos. No vamos a comparar a alguien que contrae deudas con quienes heredan propiedades.

Es tarea de todos asegurarnos de que el acceso al derecho sea tal y cuando se dice “que esté garantizado”, no quiere decir que tengamos una garantía tipo sticker o boleta, donde nos devuelvan la plata como en los negocios privados… quiere decir que podemos reclamar y para reclamar están las cartas, las calles, la interrupción de la vida normal si es necesario. ¿Por qué tendrían que pegarnos para que nos calláramos antes de arreglar el problema por el que se originó el reclamo? Avalamos todo el tiempo la represión.

Los profesores llevan 50 días en las calles y quienes estudiamos para ser profesores, pudiendo ser o hacer otra cosa, también hemos paralizado. Porque no puedes cojear toda la vida, no puedes arrastrarte cuando te cortan las piernas si te dicen que caminar es un derecho. Si no, dígannos de plano que es negocio y listo.


Pero no. ¿Negocios los derechos? No lo son en ninguna parte del Mundo y si lo fueran, habría que cambiarlo. Pero… como este país se acostumbró al “asado más grande del Mundo”, “la torta más grande del Mundo” y así... ni siquiera nos espantamos cuando las estadísticas y rankings nos dicen que se están aprovechando de nosotros, como en ninguna otra parte del Mundo. No nos da ni vergüenza, ya.

Una cosa es “hacer de tripas corazón”, pero otra es dejar que te coman los pulmones y sonreír, esperando un mejor mañana, sin chistar. Creyendo que al hacer la pega calladitos, las cosas van a cambiar. Con filosofías del individualismo, del “yo pude, todo el Mundo debe poder”, nos olvidamos de lo diferentes que somos pero teniendo iguales derechos.

Los que elegimos la Pedagogía, no es que tengamos vocación de pobres; quizás renunciamos a ser millonarios como Luksic o los Matte, nos gusta eso de ayudar al resto; pero eso no quiere decir que los 5 días a la semana que pasamos delante de tus hijos o tus hermanos, valgan menos que tu ida al año al dentista o que ver un par de películas en el cine. ¿Cómo va a ser eso lógico?

Cuando haces los cálculos y ves que un estudiante te retribuye 100 pesos por clase, sinceramente podrías pensar que es más seguro para tu familia que te dediques a limpiar parabrisas en las esquinas. Nadie te da menos de 100 pesos por vidrio. Y no tienes que preparar, planificar, ensayar, investigar ni evaluar esa limpieza de vidrio. No viene un ingeniero experto que nunca ha limpiado un vidrio, a decirte que lo estás haciendo mal.

50 días en la calle, con gente a la que le cancelaron sus vacaciones, que no recibirá pagos y muchos en este país egoísta aplauden. Total, “es un mes el que van a perder”, “yo pago para que hagan clases, estudien” y no piensan en la familia de ese profesor, que va a tener que inventar cómo vivir los próximos 25 años y lo que es peor: con una jubilación indecente mientras un ejecutivo juega como en el casino con la plata para la vejez de millones de chilenos (y la poca plata de ese profe).

¿Hasta cuándo le echamos pa’ delante, amigos, amigas, amigues? ¿Hasta cuándo nadie pide perdón en este país de ladrones con apellidos pomposos? Cortémosla, en serio cortémosla con hundir al del lado solo porque no gano plata al tiro yo, con lo que a él le cambiaría toda la vida. Eso se llama mezquindad, pequeñez, individualismo, avaricia, tacañería, mala leche; no “emprendimiento”, no “visión de futuro”.

Conozco a muchos que quedaron con miedo de tanto escuchar que en Chile matan por pensar distinto. Lo han hecho un montón de veces. Unos proponen que nos olvidemos de la última; pero lo han hecho desde que el país es país. Les conviene el olvido. A tantos que creen que la política es sólo para mantener los privilegios propios o para parecerse a los poderosos, les conviene más que a nadie. 

¿No les dan ganas de parar a un carabinero y decirle que está matando a su propia gente cada vez que protege a los que más tienen y llama delincuente o antisocial a los que apenas se las rebuscan para sobrevivir? A los que están realmente cagados y más encima ven la tele, entienden un poco y todo lo que entienden es que deben tener más bienes materiales y salen a robar. Si ya no es sólo por hambre, quién anda a pata pelá en estos días.

Sí, las drogas son fáciles, ponerse audífonos es fácil, “ser puntudo, cuico y perno no es difícil, la verdad”, dice una canción. Pero puta que endiosamos a esos que nos miran con asco, a esos a los que tanto se quieren parecer nuestros cabros que compran el discurso del éxito, del “hacerse a uno mismo”. ¡Mentira! Nos hacemos entre todos. Hablan de la manzana que pudre al cajón y se están robando el cajón y pudriendo a la manzana del lado, como si nunca les fuera a llegar la putrefacción.

Querámonos un poquito más. Si no van a ayudar a mejorar la vida de ese que está reclamando, por lo menos no le hagan la vida más difícil. Después pídanle que piense en ustedes; después de haber pensado en él.

Después que hagan eso les sigo contando cosas gratis. Las que no les alcanzaron a explicar en el colegio.

Los profes y los estudiantes de pedagogía, quieren, queremos tener condiciones de trabajo que permitan hacer mejor la pega. Más tiempo para ordenar las ideas, espacios buenos para plantear actividades más memorables y relevantes para la vida de esos estudiantes a quienes también necesitamos entender, conocer y querer. Así como están las cosas, no alcanza el tiempo, menos las lucas y lo primero que se resiente es la salud, luego la familia, de ahí las finanzas y el día de mañana, las posibilidades de jubilar contentos tras haber seguido la vocación y haberse levantado tempranito a enseñar a otros a entender las sociedades y los acuerdos mutuos de respeto que tenemos.

Y no digan, por favor, eso de "tienen tres meses de vacaciones". ¿Ustedes creen que los años se planifican cuándo? Enero. ¿Y creen que se entra en marzo? Falso, se entra en febrero muchas veces. ¿Y de verdad creen que a todos les pagan enero y febrero? No, a muchos los despiden en diciembre y -si es que tienen suerte- los vuelven a contratar en marzo. Así no acumulan años de servicio. Bien distinto a "tener tres meses de vacaciones". Intenten ahorrar con sueldo de profe, otro desafío.

Un abrazo. Piénsenlo antes de culpar a un pedagogo.


Fernando Ulloa Valenzuela
Profe de Historia.

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