¿Una “Tormenta de Fuego” en Araucanía o la ceguera de siempre?
¿Una “Tormenta de Fuego” en
Araucanía o la ceguera de siempre?
2 de enero de 2015
Hacía tiempo no
escribía. Es bueno tomar notas sobre la marcha pero también es
necesario sentarse un rato a pensar las cosas. Eso he estado
haciendo. Y los sucesos de Araucanía siempre están entre mis
preocupaciones. Como sureño de origen y dedicado a la Historia en
Santiago, soy una especie de espectador-lector de los hechos más que
un testigo presencial y he visto las diferentes formas que ha tomado
la violencia en el Sur, pero llegando a las cenizas. Siempre hace
falta esa conversación con los protagonistas.
Sacaba la cuenta y hace
dos años ya, escribí: “¿Hay o no hay violencia en Araucanía?”.
Me lo preguntaba un 24 de diciembre de 2012. Días antes de otro
aniversario del disparo por la espalda a Matías Catrileo. Lo
escribía yo mientras los personeros del gobierno de Piñera negaban
sus desaciertos en el manejo del conflicto y cuando los miembros de
esa agrupación de hecho y no de derecho llamada “Multigremial”,
levantaban catastros de ataques, generando alarma por la constancia. Pero sin destacar mucho la violencia policial hacia los propios mapuches, de eso, parece que no importa mucho el registro.
Justo escribía, sin saber, en la previa a los ataques a Los Seco Fourcade (que terminó con condena antiterrorista) y a los Luchsinger-Mackay (con la consabida quema de la vivienda con sus moradores dentro). Hecho del 4 de enero del que se responsabilizó en un proceso no exento de polémica, al machi Celestino Córdova Tránsito, finalmente único condenado, que estaba herido a bala a unos 1700 metros de la Granja Lumahue que unos situarán en Vilcún y otros en General López.
Justo escribía, sin saber, en la previa a los ataques a Los Seco Fourcade (que terminó con condena antiterrorista) y a los Luchsinger-Mackay (con la consabida quema de la vivienda con sus moradores dentro). Hecho del 4 de enero del que se responsabilizó en un proceso no exento de polémica, al machi Celestino Córdova Tránsito, finalmente único condenado, que estaba herido a bala a unos 1700 metros de la Granja Lumahue que unos situarán en Vilcún y otros en General López.
Ya estamos a 2015 y
mientras el condenado cumple una pena de 18 años, recibiendo hostilidad de otros reclusos en la cárcel en vez de su traslado a un centro de trabajo, las cosas van
tomando otro cariz y emergen otros focos de violencia. Dos Rodrigos han analizado las cosas desde La Moneda: Hinzpeter y Peñaillillo. Y ambos han invocado la Ley Antiterrorista, gentileza de Pinochet.
Hace unos días me
regalaron el último libro de José Bengoa (2014) que trata de la relación
entre colonos y mapuches y le he dado vueltas a ese asunto, aunque
encuentro que el libro no lo aborda tan en profundidad como sugiere
el título. El autor lo aclara eso sí, al indicar que es una
reformulación de un manuscrito previo.
Entre el Año Nuevo y
ayer primero, varios asuntos se sucedieron y al cerrar el día daban
cuenta los medios tradicionales (Mercurio, La Tercera y El Austral)
de tres hechos violentos: Ercilla, Maquehue y Freire.
Disparos cruzados entre desconocidos y carabineros en el primero,
quema de la maquinaria para extraer áridos de una empresaria Jara
Ancavil el segundo y un ataque incendiario a un predio en la comuna
costera el tercero, donde terminó herido de gravedad en pecho y
rostro un mapuche de 46 años y apellido Carihuentro.
“En dos de los ataques
hubo lienzos alusivos a los mapuches”, dijeron los medios.
Hace unos días, el
nuevo diputado Paulsen (RN tenido por "duro") que es quien derrotó al exdiputado
Arenas (UDI tenido por "dialogante") decía haber recibido amenazas por haber declarado a
los medios, que en octubre 2014, vio en Facebook un llamado
incendiario que hablaba de una “Tormenta de Fuego” contra las
forestales. Una tormenta que debía ir desde el 25 de diciembre al 25
de marzo.
Curioso llamado público
cibernético y más curiosa aun la “profunda” investigación. En la era salfateana sonaba coherente.
La información eso sí,
trascendió el día del "bombazo navideño" a la Segunda Comisaría de
Carabineros en Claro Solar, centro de Temuco en el límite con el
populoso Santa Rosa y del bolso también con bomba finalmente detonado en las
proximidades de la PDI del centro de Temuco. Es decir,
mezclaron bombazos con un llamado a acabar con las forestales que
desertifican Araucanía. Raro que no atacaran a las forestales directamente, pero esas cosas pasan en Araucanía. De los responsables, no trasciende información. Se sabe menos -al menos públicamente- que de la investigación contra el Comando Trizano.
Se han sucedido muchos
hechos poco claros, que los medios tampoco han contribuido a
despejar. Porque venden más los titulares en rojo, formando en la cabeza de los opinantes y “expertos”
forasteros, una madeja difícil de desenredar.
Así, confundieron hechos
de la Provincia de Arauco (al sur de Conce) con tomas en Los Molinos
(más allá de Niebla y Valdivia en la Región de “Los Líos”) o
la reivindicación de un predio en pugna con un colono alemán desde
donde indican haber sido lanzados hacia 1951 los lof (agrupaciones
familiares) mapuches Caulle en la lejana Frutillar de la Región de
Los Lagos.
El subsecretario Aleuy se apuró en decir que lo importante es el robo de madera. Que el hecho de que el hijo de un policía estuviera sin explicación en un helicóptero, resultando herido en un pulmón, es un detalle. Un "detalle" como el paseo que le dieron al denunciante del conflicto Luis García-Huidobro que criticaba justamente el otro "paseo" en helicóptero del general Bezmalinovic para ir a votar; general que por cierto, ya cumplió su cuota de represión y no está en la zona. Ya escribí de helicópteros la otra vez: un niño mapuche amenazado con ser lanzado en Maquehue, el fallecido -en accidente de helicóptero- general Bernales que antes de ser "del pueblo" reprimió en Araucanía y el helicóptero que patrulla Temuco todo el día. ¿Hasta ahora ha servido de algo?
El subsecretario Aleuy se apuró en decir que lo importante es el robo de madera. Que el hecho de que el hijo de un policía estuviera sin explicación en un helicóptero, resultando herido en un pulmón, es un detalle. Un "detalle" como el paseo que le dieron al denunciante del conflicto Luis García-Huidobro que criticaba justamente el otro "paseo" en helicóptero del general Bezmalinovic para ir a votar; general que por cierto, ya cumplió su cuota de represión y no está en la zona. Ya escribí de helicópteros la otra vez: un niño mapuche amenazado con ser lanzado en Maquehue, el fallecido -en accidente de helicóptero- general Bernales que antes de ser "del pueblo" reprimió en Araucanía y el helicóptero que patrulla Temuco todo el día. ¿Hasta ahora ha servido de algo?
Todos estos sucesos se encuentran tan
distantes, que enlazar los hechos y pretender una explicación única
es como pretender imbricar cosas que pasan en Santiago o Chillán y
verlas con un mismo prisma. Claro, existe un conflicto estatal
chileno-mapuche, pero si se establece que los hechos son cometidos
por particulares que no se conocen, cambia la figura. De ahí las precisiones.
Por eso hay que ir con
calma. Y evitar importar diputados incendiarios que hablan de vinculaciones bombásticas que después no demuestran. Hasbún puede ser otro Espina en el zapato. No creo que necesitemos otro Patricio Rosende u otro Mauricio Ojeda hablando de "niños utilizados como escudos", cuando en realidad la represión llega hasta las escuelas.
¿Hay violencia en
Araucanía? Era mi pregunta hace dos años. Claro que hay, pero
también en Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia y Osorno, si hemos de
precisar las provincias. Y son violencias simbólicas, policiales y también entre particulares. Son violencias que crecen a falta de confianza, de trato persona a persona. Violencias que hacen que desde la presidencia eviten apersonarse en Araucanía o que sea para visitar a unos y no a otros. Violencias como el hecho de que Piñera y Bachelet tengan como destino turístico Caburgua y que los parlamentarios sean también santiaguinos.
Ya hablaré de la
diferencia decimonónica entre Alta y Baja Frontera en otro texto, a propósito de las diferencias entre Arauco y Araucanía (ahora que proponen la zona Pencopolitana y cambiar el mapa).
Por ahora, qué decir
del Aeropuerto de Quepe, que es tema aparte. Se desviaron un poco los
vuelos un par de días por un ngillatun y ya estaban reclamando los turistas, como
si el asunto se hubiera cerrado. ¡Cómo reclamarían los viajeros si
les impusieran un proyecto así y pasaran aviones todo el día sobre
sus cabezas, animales y territorios! Eso hicieron con Quepe, todavía hay gente que no ha sido ni siquiera consultada.
De Chilcoco y esa piedra antigua considerada por los lugareños sagrada que dinamitó una forestal de
los Angelini, en nombre del progreso, podemos hablar también más adelante. Sin que pase mucho tiempo. Por ahora, hay
que enseñar a los medios a distinguir entre “comunero” (el que
vive en comunidad), mapuche (gente de la tierra) y araucano o indio
(unos extraños y extintos seres que viven en la mente del
historiador Villalobos).
Ya dirá algún crítico,
que a falta de bencina, uno pretende apagar el fuego con tinta y que
hay que hablar de lo bueno, no del conflicto. Pero no es eso, es
simplemente la necesidad de ordenar tanto comentario digno del más
racista de los taxistas (recordemos también que hay taxistas
buenos), la que lleva a escribir.
Y bueno, tanto ojo en
tinta y experto “on fire” también, hablando a la ligera de
tormentas de fuego, invita a que uno se tome más de 140 caracteres
para la ceguera.
Fernando Ulloa Valenzuela
temuquense
Licenciado en Historia
(y tuitero, por si algún
medio quiere poner solo: “tuitero se refiere al conflicto”).
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