miércoles, julio 07, 2010

El Temuco remecido: entre la desmemoria y las fisuras



[Mercado Municipal con el frontis destruido tras el terremoto de febrero]



[Frontis del Mercado de Temuco inaugurado el año 1929, Colección Diario Austral]



[Intendencia de la Araucanía tras el terremoto del 27 de febrero de 2010]



[Antiguo Edificio de la Intendencia, Colección Diario Austral s/a]



[Manuel Montt esquina Aldunate, la construcción databa de 1910]



[Manuel Montt esquina Aldunate, esto ya no está]


El Temuco remecido: entre la desmemoria y las fisuras

7 de junio de 2010

Para quien recorra las calles de Temuco sin haber estado antes del 27 de febrero en la ciudad, las huellas del terremoto pueden parecer meras fisuras. Quienes hemos vivido allí desde nacidos, sabemos que con el remezón, mucho de lo poco que quedaba en pie del Temuco antiguo, simplemente no reflotará.
El Hotel Continental es un claro ejemplo. Un edificio que en sus buenos años recibió a viajeros de la talla de Neruda (en uno de sus retornos a la ciudad que lo vio crecer), quedó estremecido y los planes que antes se tenía para él: Centro cultural o de exposiciones y convenciones, tambalean.
El que las dependencias de la Intendencia Regional hayan sido repartidas entre la torre de la Corte de Apelaciones, por Prat y otros edificios menores, es otra baliza de alerta. Los daños no fueron cosméticos pero la zona no fue considerada catastrófica.
Las valiosas acuarelas de Alfredo Castillo (que hace algunos años publicó el Diario Austral en láminas), serán el mudo testimonio de la imprevisión en todas sus formas. Sin ser una ciudad “antigua” o colonial, la capital de la región de la Araucanía tenía hasta este verano caserones que eran monumentos por sí solos.
No sólo me refiero a las casas de madera de Avenida Balmaceda. Estoy pensando en el Sector Estación, Barros Arana, Matta, en Portales. Y eso que excluyo a la Avenida Alemania, que ya se entregó a la renovación sin planificación, mientras campearon las decisiones personales antes de un Plan Regulador reciente y me atrevería a decir tardío, como el nuestro.
El Mercado Municipal, ¡edificio símbolo! Perdió su fachada, no sé si alguien reparó en ello. Año de fundación: 1929. ¿Cuándo se había fundado la ciudad? 24 de febrero de 1881. ¿Y el Temuco de ese entonces? Pregunten a Bomberos, por algo se crearon las compañías 3era, 1era y 2da.
El Edificio del Komilón, justo enfrente de “La Perla del Cautín”, el Edificio Tuma y Gejman, databa de 1910. ¡Un edificio del Centenario se nos fue al suelo! ¿Alguien lo echó de menos? Lo primero que vi fue una empresa de demolición, haciendo lo suyo.
En Valparaíso en cambio, el mismo Jumbo que en Temuco se deshizo de la Casa Kiekebusch, debió preservar la fachada de un añoso edificio, antes de pensar en construir. Nos parece lejano e inútil en Temuco, es cierto. Pero no tendremos películas ni escenas de época en el mediano plazo. ¿Qué se ha grabado en la ciudad? Unas tomas de “Diarios de Motocicleta” en la Feria Pinto, porque las frutas y las “caseras” cambian poco con los años. El resto fue filmado en Lautaro, a un costado de la línea férrea con calles de tierra. Tuvieron que ir hasta allá para ambientar algo de mediados del siglo XX. ¿Somos tan “modernos” o somos en realidad un salpicado de la “postmodernidad”?
Nos van quedando unos pocos adoquines traídos de una cantera llamada Quinquén. El nombre nos dice poco, pero queda camino a Metrenco. ¿Ahí sí? Esa cantera la trabajó el ingeniero belga Gustave Verniory autor de Diez años en la Araucanía, cuando se hizo el Puente ferroviario sobre el Cautín. ¿Qué año corría? 1898 ¿Cuándo se adoquinó lo primero? Después del Centenario patrio. Nos parecen datos y adoquines insignificantes, pero ya nadie rememora los funerales con caballo que hasta 1950 tenían plena vigencia (y mucho menos el sonido de los cascos al hacer contacto con un suelo mojado).
Ni hablar de las telas de El Pobre Diablo, con sus reglas de madera. La semana pasada estaba siendo demolido según vi “Regalópolis”, en la esquina de Aldunate con Portales. Si esa edificación sólida no permaneció; si las instalaciones de la Ferretería El Quijote fueron borradas por un incendio, menos quedará el recuerdo del turronero que se instalaba allí.
Costará que los niños temuquenses crean en la antigua existencia de media decena de teatros en la ciudad. Cuando vean el pobrísimo edificio que se construyó donde estaba el que luego fue Cine Central, pensarán que se está bromeando. Tal vez, ¡tal vez! Intuyan que Temuco se pensó para tener por Plaza de Armas a la actual Recabarren, entre las Avenidas San Martín y O’Higgins, las más anchas de la ciudad. El tiempo y nuestros imprevisores planificadores quisieron otra cosa. Ahora recién se construirán dependencias municipales en la antigua Calle Comercio (ahora Vicuña Mackenna). Porque, siendo sinceros, la Municipalidad de Temuco entre tiendas y bancos o mencionada como “La Municipalidad Vieja” (a un costado del Mercado), resulta imperceptible.
Permanece por suerte el Cuartel de la Primera Compañía en Varas, que siendo calle principal termina en la Remodelación Caupolicán. ¿Es lógico eso? Tanto como reducir las pistas de Prat y conectarla a la Costanera –inundable- Los Poetas.
El Hospital Hernán Henríquez (o Regional), quedó con una mitad del cuerpo inutilizada, cañerías rotas y pisos inundados podía verse en las primeras fotografías que circulaban por Internet tras el remezón. No hay muchos vestigios de lo que era en 1930. ¿Estaba ahí, o no?
El Edificio de la Intendencia, con una estética propia de los años 70: con los mismos cuadritos que ostenta la Piscina Municipal y una apariencia similar a los Blocks de Avenida Andes o la sempiterna Torre Caupolicán, tiene en sus bases las huellas del movimiento telúrico. Es cosa de detenerse a mirar a un costado de Sernatur: Claro Solar con Bulnes. Sus fisuras externas denotan el daño estructural subyacente. ¡Qué diría mi abuelo bombero si viera esa esquina y supiera que decidieron no demoler!
El Registro Civil no es ni la sombra de la edificación que hubo allí. La Catedral, misma cosa. Me han dicho algunos amigos afuerinos, que no parece tal (con el respeto del arquitecto). Si supieran que ni siquiera fue construida exclusivamente con fondos recaudados en la ciudad (como ocurrió, por ejemplo, con la antisísmica de Valdivia), peor sería la impresión.
Hasta el Portal Temuco sufrió las consecuencias de aquella madrugada interrumpida y más parecía una casa tras vientos huracanados, que uno de las portentosas obras de este siglo que se abre. El Mall Temuco 2000 a duras penas, llegó a esa fecha, parecía lejano el 2000 (y parecía distante la posibilidad de un terremoto a pesar de los ecos de 1960).
La Iglesia Corazón de María de los claretianos -en calle Zenteno- tenía ya su torre desaparecida. Me temo que otras habrían sido las consecuencias de haber seguido en pie. El contiguo Hotel de la esquina de Montt con Zenteno, corrió peor suerte que el Continental y terminó con toda su parte superior en el suelo.
Como damos la espalda al río Cautín, no lamentaremos las consecuencias que afrontó Valdivia con su costanera, ahora inclinada. En Santiago, el Paseo Ahumada por dar un ejemplo, habría terminado lleno de heridos de haber sido el sismo durante el día. Los pedazos de sus edificios vetustos, aunque funcionales, se podían observar con profusión a la mañana siguiente.
Bulnes –nuestro paseo peatonal equivalente- habría corrido otra suerte. Porque no es ni tan paseo ni tan antiguo, pero ahí sigue la Confitería Central, algo que quede. El Temuco de Pueblo Nuevo (paradójicamente lo más cercano al viejo poblado de madera), guarda en su interior las grietas que uno no ve. Poco harán me temo, los políticos que la región suele importar de alguna comuna capitalina, preocupados de otras cosas, siempre de otras cosas.
El tiempo que me he tomado antes de escribir, radica en que las réplicas -a ratos imperceptibles y en las redes sociales como Twitter, alarmantes- van profundizando “heridas en las que ni siquiera se ha puesto puntos”, por decirlo de algún modo.
Temuco opera un poco al revés; los nacidos nos vamos; los de Padre Las Casas tienen ahora la micro 10 para seguir consagrando a su comuna como dormitorio y a la nuestra como centro comercial; mientras los santiaguinos llegan a estudiar. ¿Entonces quién ocupa su tiempo en recordar? ¿Quién espanta los fantasmas de la desaparición?
El Museo Araucano funciona en la Casa Thiers mientras la Casa Sucesión Lienlaf fue cambiada de lugar para ser edificada en un sitio, que hasta la fecha desconozco. El último tiempo pensaba, que habría sido un sitio interesante, para montar un “Museo de la Colonización”. Así de paso dejaban los turistas de creer que la matriz humana es la misma que en la zona de Llanquihue. Pero no, la casa no está y pareciera ser que sólo se rescatará –como lunar fuera de contexto- una que otra edificación de Balmaceda. La Plaza de Armas tiene ahora estacionamientos subterráneos y menos árboles; el centro se congestionará de pasajeros autos, “un Temuco pasajero” pareciera ser la cuestión.
Tras el terremoto recuerdo haber oído -como primer rumor- que el Puente Viejo sobre el Cautín había caído y no me extrañó. Está malo, tiene unos cimientos a medio derruir y ya ni vagabundos de esos que prendían fuego, quedan. Las carretelas con caballos comiendo afuera de las botillerías y molinos en General Mackenna antes de cruzar, también menguaron. La calle hasta cambió de sentido.
Pareciera ser que todo lo que nos queda después de haber borrado canales, esteros, casas y fotos es el Puente de Arco al final de Bulnes. Sigue ahí, porfiado y en silencio como nosotros. Sin acordarse de lo que era pero empecinado en ser.
Y así, se nos va Temuco entre las manos, que no están atadas, por cierto. ¿Hasta cuándo borramos la ciudad?

Fernando Ulloa Valenzuela
temuquense
Magíster © en Historia
Universidad de Chile

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4 Comentarios:

Blogger Bernardita Ruffinelli dijo...

cómo no decir que tienes TODA la razón? cómo no decir que me parece inaceptable que no existan políticas públicas que eviten se pierda el patrimonio arquitectónico?

y es que toda mi vida soñé con vivir en un castillo, y resulta que mi "castillo" favorito, hoy es un edificio corporativo de Movistar en la esquina de Av. Alemania con senador estebanez... ya no podré ser princesa, y en esta ocasión no es mi culpa...

08 julio, 2010 00:01  
Blogger TOte dijo...

Buena reflexion man
mucho tiempo sin saber de ti
ojala estes bien, y todo marche sobre ruedas
Temuco siempre ha sido asi, y lo que para nosotros nos trae recuerdos, fue "modernidad" para otros.
hay cosas que no cambian, el olor a humo, el frio de los huesos y la alegria de que llueva pa' que el frio se pase un poquito
el verano sofocante, irse pa lican, pasear por la siempre cambiante av.alemania, ir al cerro (aunque cada vez con mas miedo ¬¬) el cementerio, etc.
es una verdadera lastima lo del caso historico de Temuco, que en todo caso estaba "modernizado" antes que nacieramos
el edificio de la intendencia era maginifico (de hecho lo tengo pegado en mi pieza; de la coleccion del diario austral)
en fin
algun dia conversaremos estos y muchos otros temas
cuidate man!!!!!

08 julio, 2010 00:51  
Blogger Unknown dijo...

Es interesante ver que hay muchísimas cosas en Argentina que llevan el nombre de San Martin. Tenemos desde calles, avenidas, pueblos, ciudades y casi que el país termina llamándose San Martin. De todos esos, a mí el que más me gusta es San Martin de los Andes. Primero, el nombre explica algo minimamente de lo que hizo, por si algún turista se pregunta jaja y segundo, me encanta el lugar. Creo que es uno de los destinos más lindos de Argentina, precisamente porque está al lado de los Andes y porque la población es más pequeña y no tan abrumadora como en Bariloche!

12 marzo, 2013 12:30  
Blogger JV dijo...

Da una pena saber que el Temuco de mi papá ya no existe, y los pocos vestigios que quedaban cuando lo visitamos juntos ya son meros recuerdos.

01 marzo, 2022 17:18  

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